"Bienvenid@s a tod@s l@s jóvenes que se quieran acercar ya l@s adul@s les pedimos que abran nuestra puerta para comprobar que l@s jóvenes podemos cambiar".

martes, 16 de agosto de 2011

El discurso de la "inseguridad".


http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2011/8/16/117454.php

Por IVANA DAL BIANCO (*)
Las “campañas mediáticas” que piden mano dura para la juventud basadas en los supuestos delitos cometidos por adolescentes, tienen el objetivo de demonizarlos y dejar en el imaginario social que el problema de la inseguridad son los jóvenes (pobres y de clase baja).
Esta imagen, creada a la luz de la necesidad de ocultar que el verdadero problema de la juventud tiene que ver con el hambre, la desocupación, la falta de trabajo, los abusos de los que son víctimas, con la violencia del Estado, con la persecución de la Policía en los barrios populares, es la manera de dar vuelta el discurso y mostrar a las victimas como victimarios: los culpables de todos los males sociales son los jóvenes que cometen delitos.
Paradójicamente las propias estadísticas del Poder Judicial demuestran que esto es una gran falacia, que el porcentaje de delitos cometidos por adolescentes es ínfimo en relación con los adultos. Lamentablemente, estas estadísticas no son difundidas de la misma forma que se repiten las imágenes del demonio convertido en adolescente.
La consecuencia de estas campañas que generalmente van acompañadas con pedidos de baja de edad de imputabilidad, que pocas cosas en relación a los verdaderos problemas sociales va a resolver, sólo pueden significar que la juventud de los sectores explotados y oprimidos (los verdaderos clientes del derecho penal), ingresen legalizados al sistema penal a una edad más temprana. Así como el origen de las primeras cárceles de Europa y Estados Unidos se vinculan al disciplinamiento de los proletarios a través de la inculcación de valores del orden, la sumisión y la obediencia, el verdadero objetivo de la baja de edad de imputabilidad es el disciplinamiento de la juventud de los sectores más empobrecidos. Pareciera ser que la respuesta a la situación de desamparo y de falta de futuro de los jóvenes es  la represión estatal por la vía del sistema penal y el encarcelamiento. Lo que oculta esto es que en nuestro país existen miles de niños criminalizados, institucionalizados. Muchos  son encerrados y torturados en comisarías, perseguidos por la Policía en los barrios y asesinados por el gatillo fácil.
Históricamente la juventud ha sido un sector de oposición, de rebelión, no dejemos que con falsos discursos encierren a la juventud en las cárceles del sistema, para ocultarlos y cerrar con rejas también ese espíritu de lucha, rebeldía, y oposición. Los niños, niñas y adolescentes reclaman el respeto de sus derechos, pues son los más vulnerables en el marco del sistema capitalista, que a cada paso muestra más su crisis y derrumbe.

(*) Abogada penalista del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh).

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